Pedro Monterrubio Palacios nació en San Miguel Totolapan en 1930. Fue hijo menor de la familia que formaron don José Monterrubio y doña Abimael Palacios. Desde muy pequeño de acuerdo a la costumbre provinciana, se formó en la tradición musical familiar que su padre y su hermano Lorenzo le heredaron, además de su innato talento y vocación artística.
La guitarra fue su instrumento preferido y la llevo siempre consigo como símbolo de identidad y con la cual recorrió un largo y exitoso camino que va desde el acompañamiento de diferentes grupos, según la ocasión: velorios, misa cantada, cortejos fúnebres, ramilletes, tamaleadas, atoleadas, shinuleadas, bailes, bautismos, bodas, serenatas, eventos culturales y políticos, mañanitas, nochecitas, etc., hasta integrar grupos de corte profesional con quienes grabó sus conocidos y recordados éxitos musicales.
Después de vivir su juventud en San Miguel Totolapan, se vio obligado a emigrar a la ciudad de México en busca de mejores oportunidades; sin embargo, demostrado esta que en la capital del país no siempre ha sido noble y generosa con los provincianos y Pedro Monterrubio tuvo que soportar amargas privaciones y penurias.
Jamás se apenó de su formación musical, tampoco se dio por vencido. Tocó en los camiones para obtener de manera honesta unas monedas para llevar sustento a su familia; amenizaba fiesta familiares de los paisanos guerrerenses radicados en la ciudad de México, siempre consciente que de la música tendría que vivir.
Así a principios de los 60´s organizó un conjunto regional calentano de violín, guitarra y tamborita, muy solicitado entre la paisanada debido a la inconfundible voz de Pedro, su ingenio y aguda picardía de auténtico calentano, sobre todo cuando cantaba la malagueña guerrerense y la india del alma.
El parteaguas en la vida artística de Pedro Monterrubio se da a partir de la integración del famoso dueto alma guerrerense, donde él fue la primera voz, requinto y arreglista y con quien inmortalizó canciones como Zirándaro, pedazo de mi vida, el calentano y otras.
Posteriormente integró y dirigió el cuarteto Los alegres del sur, con el que cubrió otra época artística siempre interesado en rescatar, conservar y difundir la expresión más pura de la música de Tierra Caliente.
En la Cd. De México, era frecuente que al surgir un compromiso, de un día para otro se improvisara un grupo con músicos calentanos; así lo vimos y escuchamos acompañado de violinistas famosos como: Bardomiano Flores, Filiberto salmerón, Guadalupe Tavira, Alfonso Salgado y Natividad Leandro.
Casi al final de su carrera grabó a lo que a la postre sería su último disco, sones y gustos de tierra caliente con el cuarteto “los calentanos”, que es más una aportación más al folclor de la región.
Retirado de la vida artística por el peso de los años y los efectos de una cruel e implacable enfermedad, disfruto de su obra, conservó el gusto por sus costumbres y pasión por San Miguel Totolapan, cobijado por el cariño de su esposa e hijos.
Falleció en la Cd. de México el 25 de enero del año 2002. Su voz se extinguió, su guitarra enmudeció pero nos queda el recuerdo de su simpatía y su voz, a la par de escribir esto estoy escuchando su música y ya me dieron ganas de ir a San Miguel alla nos vemos saludos....sin lugar a dudas nos llena de orgullo este gran totolapense, ajúmale paisano!
